Después de diez meses de una ardua rehabilitación, un águila viuda o blanquinegra (Spizaetus melanoleucus ), una especie poco conocida en el país, volvió a volar libre sobre los bosques del piedemonte Amazónico en el departamento del Huila para cumplir con su rol como especie controladora en la naturaleza. Águila blanquinegra volvió al Macizo Colombiano.
En el mes de septiembre de 2020 un campesino del municipio de Palestina en el Huila, encontró al águila gravemente herida y la entregó a las autoridades. La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena -CAM- de inmediato gestionó su tratamiento y rehabilitación con la Fundación Águilas de Los Andes-FADA y el Bioparque Ukumarí de Pereira, una alianza que le ha permitido a muchas rapaces volver a la naturaleza.
El animal tenía una fractura en su ala derecha causada por una bala, un problema mortal pero común entre las rapaces al ser vistas como enemigas para las comunidades campesinas que las balean por considerarlas depredadoras de aves de corral, lo que ha incrementado el conflicto entre rapaces y campesinos pero ésta, era la primera vez que se registraba en el Huila, la presencia del ave y un conflicto con la especie.
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“Este se convirtió en el primer registro de Spizaetus melanoleucus que teníamos para el Huila. En la CAM logramos estabilizarla y hacer la gestión ante FADA para su tratamiento. Aún se desconoce la razón que conllevó a que el ave fuera herida con perdigones, nunca se recibió ningún tipo de denuncia sobre conflicto con esta especie en la región”, señaló Mario Enrique Suárez, veterinario de la CAM.
La intervención veterinaria de los expertos del Bioparque Ukumarí, logró que en poco tiempo el animal se recuperara y estuviera lista para iniciar el proceso de rehabilitación y con miras a volver a volar sobre los espesos y verdes bosques del sur occidente de Colombia.
Ana María Morales, bióloga experta en rehabilitación de rapaces y cetrería de FADA, le explicó a Natural Press cómo hicieron el proceso de rehabilitación del que se sienten felices y orgullos al haber logrado con un arduo trabajo, recuperar una especie rara y poco conocida como el águila viuda en equipo con el Bioparque Ukumarí.
El ejemplar llegó con una fractura en el ala derecha, fue operada por los veterinarios del Bioparque Ukumarí, la inmovilizaron por un buen tiempo y luego que el ala selló, inició el proceso de rehabilitación.
Según Ana María, el proceso de rehabilitación se hizo por medio de las técnicas de cetrería una vez estuvieron seguros que la fractura había consolidado.
“Se empezó a entrenar desde que salió de hospitalización y llegó a la Fundación para que tolerara la presencia del cetrero”.
Una vez le pusieron los aperos de cetrería, una especie de caperuza que les permite restringir la ampliación de su vista para evitar el estrés, “el animal se movió a una percha donde era más fácil mantenerla para empezar su entrenamiento, primero con saltos al puño, luego con vuelos cortos, luego con vuelos al señuelo y gradualmente fuimos aumentando el tiempo que pasaba en el aire hasta que nos aseguramos que tuviera las capacidades para poder sobrevivir en libertad”.Según Morales.
Sobre el águila viuda o blanquinegra se conoce muy poco, para la bióloga y rehabilitadora, tenerla en cautiverio les permitió conocer aspectos desconocidos de su comportamiento.
“Cuando el águila empezó a volar con frecuencia, mostró su carácter silvestre y su capacidad para cazar, después de un par de meses de volarla al señuelo y asegurarnos que podía mantener la altura en vuelo, decidimos que era apta para liberación”, asegura Ana María.
El señuelo es una pieza que simula ser una presa para las rapaces, cuya forma se asemeja a la de un pájaro que se pone a volar y así el ave desarrolla nuevamente sus habilidades de caza y captura. Cuando el animal después de varios meses o semanas de adiestramiento muestra que tiene las habilidades de caza desarrolladas, puede volver a la naturaleza.
El águila viuda estuvo lista para volver al bosque después de 10 meses y la retornaron al mismo lugar de donde salió, explica la bióloga de FADA.
Un ave misteriosa
Muy poco conocida, el águila viuda o blanquinegra, es un ave ajedrezada de una cresta del mismo color. De mirada misteriosa y profunda, tiene una máscara negra en forma de antifaz sobre sus ojos que contrastan con el vivo naranja de su cera, una membrana que recubre su pico y se cierra debajo de él como una boca bien marcada que simpatiza su expresión.
Su pico curvo y fuerte para desgarrar pequeños mamíferos y aves de las que se alimenta, sus garras vigorosas adaptadas para capturar sus presas y llevarlas en vuelo hasta donde se las va a comer, hacen que esta rara especie, siga despertando el interés de quienes pudieron conocerla durante su proceso de rehabilitación.
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El águila viuda surca las alturas de los bosques de Sur América desde las Guyanas hasta el norte de Argentina. Según Ana María Morales, “es una especie que hasta el año 2000 estuvo en la lista de Casi Amenazados (NT) pero en la última revisión la UICN la bajó a Menor Preocupación (LC) ya que no hay evidencia de un declive marcado en la población y su rango de distribución es amplio, esto, pese a no tener evidencia de que su población este estable”.
En Colombia se han visto águilas viudas en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía del Perijá, alto Valle del Magdalena, Chocó biogeográfico, en la cordillera oriental en el piedemonte llanero y amazónico, que es, de donde viene, este individuo, de Palestina Huila afirma Morales, quien también asegura que “como todo depredador tope, es importante cuidarlos y conservarlos ya que mantienen el balance de los ecosistemas y su presencia nos habla de la buena salud de dicho ecosistema”.
De vuelta al bosque
La reserva natural Los Robles, un área protegida privada en la que convergen el Parque Natural Nacional Serranía de los Churumbelos, el Parque Natural Regional Corredor Biológico Guácharos-Puracé y el Distrito Regional de Manejo Integrado Serranía de Peñas Blancas, fue el sitio de liberación de esta águila que retorna a su habitad después de diez meses de trabajo para su rehabilitación.
“Aquí en la reserva hemos tratado de desarrollar un proceso de sensibilización con los habitantes de las veredas vecinas, especialmente con los niños y niñas, quienes todos los viernes se reúnen para recibir instrucciones sobre el cuidado y conservación de los recursos naturales”, indicó Luis Alberto Torres Muñoz, propietario de la reserva natural.
Desde la CAM se avanza en el acompañamiento y consolidación de estrategias de protección del águila blanquinegra, a través de la educación ambiental y el ejercicio de rehabilitación y liberación que les permitió conocer mucho más sobre la especie, una de las tantas rapaces que tenemos en el país, que sorprenden con su belleza y se conocen solo cuando son víctimas del conflicto. Águila blanquinegra volvió al Macizo Colombiano
Periodista ambiental y de conservación