Ese pequeño primate del tamaño y peso de una manzana, de melena corpulenta como un león, pelaje críptico para pasar desapercibido ante los depredadores y ojos grandes y saltones necesarios para que no se le escape ni un solo insecto a la hora de alimentarse, es un Leoncillo Cebuella niveiventris, una nueva especie de primate descubierta en Ecuador. El mono más pequeño del mundo
Con el nuevo hallazgo, el país amazónico ya tiene dos especies de Leoncillo, el Cebuella pygmaea y Cebuella niveiventris, recién descubierto. Ambas especies casi idénticas con algunas diferencias como el color del vientre, pueden medir entre 12 y 16 centímetros y pesar de 100 a 140 gramos. El Leoncillo habita en la selva amazónica y siempre se consideró que era una sola especie compartida entre Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y Bolivia, pero recientemente mediante estudios de ADN definieron que en Ecuador son dos especies diferentes que ocupan una misma cuenca en dos extremos, uno al sur y el otro al norte.
En 1923, el naturalista europeo Johann Baptist Von Spix, fue el primero en describir la especie considerada única en la Amazonía y casi 100 años después un nuevo descubrimiento encontró que había más de una especie de Leoncillo con distribución en varios países.
Stella de la Torre, zoóloga de la Universidad de Wisconsin e investigadora del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales (COCIBA) de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) e investigadora en primates, habló en exclusiva con Natural Press sobre el nuevo hallazgo.
De la Torre asegura que hoy en día hay dos especies con características casi idénticas y desde que la especie Cebuella pygmaea fue descubierta en el siglo 19, todo lo que se había descrito correspondía a una misma especie.
“Pero en algún momento sobre todo con individuos en Bolivia había una mayor proporción de animales que tenían el vientre blanco por lo que consideraron que se trataba de una subespecie al tener variaciones dentro de una misma especie”.
En 2018 se hizo un primer análisis de ADN en algunos individuos en Brasil y con esos primeros resultados pudieron identificar que había diferencias suficientemente grandes en algunas poblaciones al norte y sur del río Amazonas, concluyendo que no se trataban de subespecies sino de dos especies diferentes.
Stella de la Torre explica que en el caso de Ecuador nunca se pensó que podría existir más de una subespecie, por lo que se hizo un análisis de ADN de mitocondrias con ADN de heces fecales de individuos en estado silvestre en Ecuador, muestras de tejido de animales de museos de Perú y Ecuador y se confirmó que existían dos especies diferentes viviendo a lo largo del río Napo.
Todo el estudio se realizó en colaboración con primatólogos de las universidades de los Estados Unidos: Northern Illinois y Michigan-Ann Arbor, y del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
La motivación que los llevo a identificar las dos especies
Las especies muy similares en sus características físicas como el color de su pelaje, tamaño y características en general pero que difieren en su ADN y se separan en dos ramas diferentes para conformar especies distintas son conocidas como “especies crípticas “.
Según la Universidad San Francisco de Quito Ecuador, el río Napo separa a las 2 especies de leoncillo en el Ecuador. Al norte del río Napo está la especie Cebuella pygmaea, mientras que al sur de este río habita Cebuella niveiventris. Las dos especies están en riesgo debido a su alta especialización en hábitat y dieta, pues viven sólo en bosques de galería, a orillas de ríos y lagunas de la Amazonía y se alimentan casi exclusivamente de unas pocas especies de plantas. La deforestación de su hábitat, su captura ilegal para el mercado de mascotas, así como las enfermedades que los atacan, son sus principales amenazas.
Actualmente el Libro Rojo de Mamíferos del Ecuador” clasificó al leoncillo Cebuella pygmaea En Peligro como consecuencia de la degradación y reducción de su hábitat, afectado por las actividades humanas, mientras que Cebuella niveiventris, la especie al sur del Napo, está en categoría Vulnerable.
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Para Stella de la Torre, la situación de los primates en el mundo y en el Ecuador es crítica, en el caso específico de los leoncillos, explica como estos primates son especialistas en el tipo de bosques de galería que están a lo largo de ríos y lagunas y como justamente esos ríos son las vías de acceso y sus laderas los lugares en los que se generan los asentamientos humanos, justamente esos lugares, “son los sitios más alterados afectando cada vez más el hábitat de los leoncillos”.
Ambas especies tiene una dieta especial, casi no comen frutos y se alimentan de lianas y exudados, una goma que sale de los árboles cuando los leoncillos les hacen huecos. De la Torre asegura que ellos mismos procesan su alimento a través de una forma de ordeño a los árboles que los obliga a esperar por días para poder extraer su alimento de especies que son escasas y que están a lo largo de los bosques de galerías y lagunas.
“En el momento en que estos árboles desaparecen los leoncillos se quedan sin comida, sin hábitat y las poblaciones se reducen drásticamente y eso es algo que hemos venido viendo eso desde hace mucho tiempo, yo estudio los leoncillos desde los 90 y muchas de las áreas de estudio hoy en día están sin bosques y sin monos evidentemente”.
Un comportamiento familiar
Para la investigadora Stella de la Torre, los comportamiento de los leoncillos son únicos entre los primates y han resultado atractivos en medio del conocimiento que cada día adquiere sobre la especie a la que investiga desde hace más de 30 años.
Los leoncillos viven en grupos familiares integrados por un macho y una hembra adultos y su descendencia de varias edades podrían sumar hasta 10 miembros. “Estos monos promueven la cooperación a unos niveles poco conocidos en otras especies, su reproducción es cooperativa y no solo la mamá cuida las crías, Se podría decir que los leoncillos son los mejores padres porque son super devotos”, afirma la Primatóloga. Los hijos de diferentes edades permanecen en el núcleo familiar cooperando con el cuidado de los pequeños en un comportamiento muy parecido al de los humanos.
La madres que por lo general tienen gemelos a los que lactan por tres meses, dejan a sus crías al cuidado del padre porque el peso de dos y eventualmente hasta tres crías, es significativo para una sola madre. Así que el parto y la lactancia le permiten al padre comportarse como tal y ejercer el cuidado de los recién nacidos junto con otros miembros de la familia.
“Estos monos promueven la cooperación a unos niveles poco conocidos en otras especies, su reproducción es cooperativa y no solo la mamá cuida las crías, Se podría decir que los leoncillos son los mejores padres porque son super devotos”.
A lo largo de la evolución de estas especies, un parto doble, favoreció que existiera más de un cuidador para las crías. El tierno y responsable padre, cuida y protege los pequeños, los lleva a cuestas por el bosques, también les enseña habilidades como cazar insectos. Pero cuidar no sólo es una tarea del padre, los hermanos mayores también cuidan las crías y se quedan en el grupo incluso después de madurar sexualmente, según lo explica la investigadora. Los Leoncillos pueden vivir entre 10 y 12 años.
En el Ecuador, las poblaciones de las 2 especies han sido estudiadas por Stella de la Torre y su equipo de estudiantes de la USFQ con la activa participación de las comunidades locales. A través de este trabajo de investigación se ha podido conocer la ecología, comportamiento, diversidad y conservación de estas especies y desarrollar un programa de educación ambiental orientado a la conservación de estos diminutos primates y su entorno. El mono más pequeño del mundo
Periodista ambiental y de conservación