[vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]El área más grande de Colombia para la conservación de la rana venenosa dardo dorado (Phyllobates terribilis), fue declarada como Reserva Forestal Protectora Regional K’õk’õi Euja e integrada al Sistema Nacional Ambiental de Colombia.
Tiene un total de 11.641 ha que representan el 56,9% del territorio del resguardo Indígena Calle Santa Rosa del pueblo Eperãra Siapidaarã, ubicado en los municipios de Timbiquí y López de Micay en el departamento del Cauca Colombia (Área Clave de Biodiversidad Saija en el Choco biogeográfico) priorizado por la Alianza para la Extinción Cero.
El proceso de declaratoria nació en el año 1995 por iniciativa de la comunidad Eperãra Siaapidarã y fue retomado en el año 2017 con el apoyo de la Fundación Ecohabitats en articulación con la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC) y la organización Rainforest Trust que financieramente ha venido apoyando el esfuerzo.
El área hace parte del ecosistema Bosque Húmedo del Zonobioma Húmedo Tropical de Micay, uno de los ecosistemas con alta insuficiencia y urgencia de conservación en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, al encontrarse en la categoría 0,1% a 1,99% de representatividad nacional (CONPES 3680 de 2010). Este ecosistema constituye el 93,9% del área de la Reserva Forestal Protectora Regional Kokoi Eujã.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”10381″ img_size=”large” add_caption=”yes” alignment=”center” parallax_scroll=”no”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]Para Liliana Patricia Paz Betancourt directora de la Fundación Ecohabitats “La Reserva Forestal Protectora Regional K´õk´õi Eujã y sus bosques húmedos del Micay, con especies endémicas y amenazadas como la rana dardo dorada (Phyllobates terribilis) y la planta Anthurium siapidaarae, recientemente reportada como especie nueva para la ciencia, junto con sus cuidadores los indígenas Eperãra Siaapidarã identificados como etnia en peligro de desaparecer según la Corte Constitucional, hoy aportan a las metas globales de conservación en el Área Clave de Biodiversidad Saija en el marco del Derecho Propio”.
La declaratoria contribuye al mantenimiento de zonas estratégicas de conservación cultural, como un proceso activo para la permanencia en su territorio del grupo étnico Eperãra Siapidaarã. La reserva también permite la protección de espacios espirituales base de su cosmovisión y zonas que prestan beneficios ambientales fundamentales para el bienestar de las cuatro comunidades del Resguardo, al proteger las únicas fuentes de agua disponibles (quebrada Santa Rosa, Tangaré y Las Peñas) para las 234 familias del Resguardo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”10382″ img_size=”large” add_caption=”yes” alignment=”center” parallax_scroll=”no”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]La declaratoria de áreas protegidas tiene inmersos una serie de objetivos que en el caso específico de esta área están relacionados con la conservación de un área montañosa, climática, de vegetación y humedad tropical con muy baja representación en las áreas protegidas de Colombia como es el bosque húmedo tropical de Micay, su biodiversidad y servicios ecosistémicos asociados, como núcleo de conectividad entre ecosistemas marino-costeros y continentales del pacifico caucano, lo hacen especial. La conservación de las poblaciones y hábitats de especies únicas que están en su territorio, el mantenimiento de las fuentes de agua que abastecen a las comunidades y la preservación de los espacios ancestrales y la cosmovisión del pueblo Sia del Resguardo Indígena Calle Santa Rosa, contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad a nivel nacional y global.
Según el coordinador del área protegida Robinson Quiro,“para la etnia Eperãra Siaapidarã, es una gran satisfacción haber logrado este reconocimiento como área integrante del Sistema Nacional de Áreas protegidas, esto nos ayuda a blindar aun mas nuestro territorio de las amenazas por cultivos, minería e invasión a nuestro resguardo y a mantener la rana Kokoi, como el símbolo cultural y espiritual de nuestro pueblo”.
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Periodista ambiental y de conservación