[vc_row][vc_column][social_buttons style=””][vc_column_text text_larger=”no”]Cinco de las siete especies de tortugas marinas que cruzan los oceános del mundo hacen presencia en Colombia, un país con un mar de tortugas en sus aguas, lugar de crónicas de naufragios e investigaciones científicas.
En 1525, las naves del emperador Carlos I de España, recientemente coronado, son las dueñas absolutas del Caribe. El descubrimiento de América por parte de los europeos es aún reciente y desde las primeras bases establecidas en Cuba, docenas de barcos españoles se dedican a recorrer las aguas de la zona, que están sin cartografiar.
En una de esas naves, un patache, viaja un capitán llamado Pedro Serrano. Se ha perdido su lugar cierto de nacimiento, pero se sospecha que era originario de Cantabria.
Así relata el escritor español Manel Loureiro en el diario el Mundo de España, los fantásticos apartes de la historia del naufragio de Serrano cuando su barco encalló en un pequeño banco de arena en medio del caribe muy cerca a San Andrés.
El navegante Pedro Serrano, uno de los tantos dueños y señores que navegaban por el caribe quedó atrapado por años en un pequeño cayo en el que las tortugas que llegaban por temporadas le salvaron la vida según las crónicas de Garcilaso de la Vega en 1609.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”1468″ img_size=”full” add_caption=”yes” alignment=”center” parallax_scroll=”no”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]Ese momento histórico del descubrimiento de América, se cruza con un estudio científico publicado recientemente que muestra la importancia del cayo por la presencia de varias especies de tortugas marinas que históricamente han encontrado en ese ecosistema de paso temporal un lugar idóneo de anidación que hoy es un sitio de esperanza para la conservación de tres de las cinco especies de tortugas en riesgo de extinción en Colombia.
Lo único seguro, escribe Loureiro, es que zarpa del puerto de Santa Marta rumbo a La Habana y que es sorprendido por uno de los huracanes tan frecuentes en la zona. El patache, viejo y en mal estado, no es buque de suficiente calibre para resistir la tormenta.
Tal y como nos cuenta el propio Pedro Serrano en el relato que ha quedado recogido en el Archivo General de Indias, pronto pierden toda la arboladura y empiezan a navegar al garete, arrastrados por el fuerte viento y las olas. Por si no fuese suficiente, se abre una vía de agua y el barco empieza a inundarse. Si todo esto les parece terrorífico, imagínense para los marinos del buque, ateridos, agotados y empapados, a bordo de un barco que se desmorona por momentos, en unas aguas inexploradas y sin saber que les aguarda detrás de la siguiente ola.
Lo que les esperaba, finalmente, era un cayo, un conjunto de cinco pequeñas islas con arrecifes y bancos de arena entre ellas. El navío embarranca con violencia contra uno de esos bancos y se desfonda, comenzando a hundirse de inmediato en medio de la noche. En medio de la confusión, cada tripulante trata de salvarse como puede y Pedro Serrano se lanza al agua. Como es un excelente nadador se abre paso entre el oleaje hasta llegar a la orilla del islote más cercano, con su ropa desgarrada por todo equipaje.
Mientras está de rodillas en la arena, vomitando agua salada y recuperando el aliento, aún no sabe que va a pasar los siguientes ocho años de su vida en esa playa.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”1469″ img_size=”full” add_caption=”yes” alignment=”center” parallax_scroll=”no”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][woodmart_title align=”left” woodmart_css_id=”5f73ae4a213be” title=”Tres especies de tortugas pudieron ser la salvación de Pedro Serrano” title_width=”100″ css=”.vc_custom_1601416802242{margin-left: 150px !important;}”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]Lo que si fue seguro y así lo relatan las crónicas de la época, es que cientos de tortugas quizá, fueron una importante fuente de alimentación durante esos 8 años, presas fáciles para un naufrago que lo único que no podía hacer era dejarse morir de hambre.
Al cayo, hoy conocido como Serrana en honor al marinero, complejo arrecifal de 36 km2 de largo y ubicado a unos 150 km2 al nordeste de la isla de Providencia, posiblemente llegaban tres especies de tortugas de las cinco que hay en Colombia.
El lugar, parte de la Reserva de la Biosfera Seaflower (SFBR) es hospedero de tortuga Verde (Chelonia mydas), tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) y tortuga Cabezona o Boba (Caretta caretta), reportadas en el sitio de acuerdo a un reciente estudio científico realizado por los investigadores Karla Barrientos y Cristian Ramírez, publicado en Frontiers in Marine y denominado tortugas marinas de las islas Serrana y Serranilla en la SFBR.
“Es probable que estas tres especies de tortugas permitieron al capitán español Pedro Serrano sobrevivir en la isla Serrana durante su naufragio” afirma el estudio según las crónicas que cuentan la historia del capitán.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_media_grid item=”masonryGrid_GoTop” grid_id=”vc_gid:1601420455732-68a0adcf-9d95-3″ include=”1471,1475,1470″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]“Algunas tortugas eran tan grandes y más grandes que las más grandes “adargas” (escudo de cuero ovalado o en forma de corazón), y otras como las “rodelas” (redondas y pequeñas escudo), y “broqueles” (pequeño escudo defensivo), por lo que había de todos los tamaños” según los relatos de crónicas de la época. “Gracias a las tortugas marinas, Pedro Serrano tenía casa y comida. Los enormes caparazones de tortuga servían como guarida y para recolección de agua lluvia, huevos y carne como fuente de proteínas, y sangre para prevenir la deshidratación según (Garcilaso de la Vega, 1609).
Desde ese entonces las crónicas destacaron la importancia histórica de las tortugas marinas en el territorio que hoy como lo explica Karla Barrientos “es un lugar sobre el que tenemos una esperanza, quizás la última, para la conservación de estas especies que afrontan riesgos de extinción incluso local, como la tortuga cabezona”.
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El artículo publicado en el mes de enero de 2020, es relevante porque entrega información recogida por los investigadores durante las Expediciones Científicas Seaflower que lideran la Comisión colombiana de Océano y se realizaron en 2016 y 2017 demostrando la presencia de las tres especies de tortugas en áreas de alimentación alrededor de las islas Serrana y Serranilla considerada la zona más septentrional de Colombia durante las expediciones además de sus sitios de anidación.
Los estudios confirman que Cayo Beacon en Isla Serranilla junto con Southwest Cay en la isla Serrana, representan los sitios de anidación más conservados en Colombia para las tortugas verde (Chelonia mydas), la tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga Cabezona o Boba (Caretta caretta).[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_media_grid element_width=”6″ item=”masonryGrid_GoTop” grid_id=”vc_gid:1601420455734-80707a5b-6b45-8″ include=”1477,1478″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]Su presencia y predilección del lugar por la oferta de alimentación y arenas para la postura de huevos confirma la importancia de estos sitios para la conservación de las tres especies.
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Según el estudio de Ramírez y Barrientos quienes explican que en el caso de la tortuga Carey, ellas prefieren zonas con vegetación para anidar por la presencia de la planta caribeña Suriana marítima que es predominante en ambas islas y que protege las áreas de anidación con sombra, permitiendo al mismo tiempo, proteger los nidos de la erosión costera.
Beacon Cay en Isla Serranilla, también es el principal sitio de anidación del Caribe colombiano para la tortuga Verde y la tortuga Cabezona con nidadas que demuestran su alta presencia en ambos lugares durante el tiempo de estudio; sin embargo la tortuga Cabezona es la especie con menor presencia de nidos respectivamente.
Según el estudio, “estos monitoreos puede ser la mejor oportunidad para recuperar la tortuga Cabezona, poblaciones en Colombia al borde de una extinción local”. Además, es una gran oportunidad de hacer ciencia y soberanía, ya que éstas islas Cayos son protegidas por la Armada de la República de Colombia y desde el 2016 se empezo un trabajo articulado de la Fundación Tortugas del Mar con la Armada para reportar las especies y la toma de datos indispensables para aportar al conocimiento de las tortugas marinas. La reserva de la biosfera Seaflower es el mayor laboratorio vivente In situ que tenenos en el país para la conservación de ellas – afirma Karla.
Seaflower, Reserva de la Biósfera declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2000 es una de las más grandes del mundo con 349 800 km2 y tiene una de las barreras de coral más grandes del planeta.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][woodmart_title align=”left” woodmart_css_id=”5f73bb323c724″ title=”Presencia de tortugas en playas de San Andrés” title_width=”100″ css=”.vc_custom_1601420097793{margin-left: 150px !important;}”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]Recientemente se registró una nidada de tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) en el sector de Sarie Bay en la isla de San Andrés en Colombia. La comunidad dio aviso a las autoridades sobre la presencia de una tortuga que dejó 141 huevos que fueron removidos del lugar y trasladados al Parque Regional Johnny Cay debido al alto grado de amenaza que tenía el sector en el que fueron hallados los huevos.
Un lugar con gran afluencia de turistas, depredadores como animales domésticos y la misma comunidad que puede colectar los huevos como alimento, son algunas de las presiones que tienen las tortugas marinas.
“Que una tortuga deposite sus huevos en un sitio tan concurrido no es normal, las tortugas prefieren lugares poco iluminados, tranquilos, sin animales domésticos lo que reduce la depredación de los huevos”, afirma Barrientos. “Pero cuando hay una urgencia de desovar ellas los dejan en cualquier parte y eso es lo que está pasando en San Andrés en estos momentos” explica la Directora Científica de la Fundación Tortugas del Mar.
Actualmente San Andrés afronta un proceso de erosión costera que ha ido reduciendo la presencia de arena en las playas, disminuyendo cada vez más la posibilidad de que las tortugas puedan anidar allí, adicional a las demás presiones.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”1495″ img_size=”full” add_caption=”yes” alignment=”center” parallax_scroll=”no”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]La investigadora explica que “cuando una tortuga está anidando y se siente en peligro ella va a seguir depositando los huevos porque entra en un frenesí por un instinto maternal de supervivencia”. Ellas van a continuar su proceso a pesar de las presiones y es por eso que en cualquier lugar donde ellas encuentran un poquito de arena en San Andrés hacen lo posible para que haya alguna posibilidad para la supervivencia de la especie”.
En este momento estamos en la epoca de anidación de la tortuga Carey y las últimas tortugas Cabezonas y por eso la urgencia de dejar sus huevos en lugares con presencia de arena según Karla.
Sobre la tortuga Cabezona, la investigadora que cuenta a Natural Press que la especie es la que aparece en la moneda de 1000 en Colombia y desde el año 2015 esta tortuga quedó en el Libro Rojo de Reptiles como una especie en peligro crítico de extinción para el país y al borde de una extinción local. “Por eso todos los datos que se tengan son importantes para su conservación” agrega Barrientos.
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La tortuga Cabezona se encuentra exclusivamente en el Caribe y los pocos sitios de anidación son la Alta Guajira en Bahía Hondita en donde un proyecto liderado por las comunidades Wayuú con el acompañamiento de Conservación Internacional Colombia han logrado protegerla,explica Karla.
La especie también anida esporádicamente en el departamento del Magdalena con presencia en ambos lugares de máximo 10 nidos por año según los datos tomados por investigadores.
“Donde realmente hay una esperanza y hay que trabajar juiciosos y constantes para el monitoreo de esta tortuga y las demás especies, es en la Reserva de la Biosfera Seaflower” afirma Karla Barrientos, “que incluye San Andrés, Providencia y Santa Catalina además de las islas cayos de Albuquerque, Bolívar, Serrana y Serranilla en la parte norte y Roncador, lugares que según los monitoreos que hemos hecho y datos de años anteriores de Coralina, autoridad ambiental en el archipiélago, es la zona más importante de anidación de la tortuga Carey, Verde y Cabezona y quizá la última que puede generar un poco de esperanza para la supervivencia de las tres”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_media_grid element_width=”6″ item=”masonryGrid_GoTop” grid_id=”vc_gid:1601420455737-a753f9e9-3018-2″ include=”1488,1489″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text text_larger=”no”]El 21 de julio en San Andrés se volvio viral y se crearon peticiones para solicitar justicia por el ataque a una tortuga carey en la isla. La tortuga adulta, llegaba a depositar sus huevos en la playa de Ginny Bay en el sector de Ground Road y fue atacada por cinco personas con un arma blanca lo que le dejó numerosas lesiones internas, posteriormente fue liberada, pero seguramente su vida se vio comprometida. Sin embargo, quienes cometieron la infracción no fueron judicializados a pesar de haber sido grabados y estar infringiendo la Ley 599 de 2000 Código Penal Artículo 328, Ilícito aprovechamiento de los recursos naturales renovables, pesca y caza ilegal de especies protegidas y maltrato animal a una especie en vía de extinción.
El consumo de carne y huevos de tortugas marinas ha aumentado de manera dramática en todo el país, el trabajo interinstitucional e intersectorial es la única oportunidad que tenemos para poder lograr que ellas sigan permaneciendo en el país, es urgente que entendamos que los délitos para la vida silvestre no son délitos menores y deben ser tomados en serio por la fiscalia, quien maltrata y sacrifica un animal es la antesala a los delitos sociales y su vida también vale. Puntualiza Karla[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Periodista ambiental y de conservación